La inmunoterapia estimula las defensas naturales del cuerpo para combatir el cáncer

La lucha contra el cáncer ha motivado, a lo largo de décadas, la suma de varios esfuerzos de investigación, e innovación farmacéutica para desarrollar no solo terapias que permitan alargar y mejorar la calidad de vida de los pacientes, sino también nuevas herramientas que apoyen la prevención y diagnóstico temprano de la enfermedad. En el campo del tratamiento, uno de los avances más recientes y revolucionarios es precisamente la Inmunoterapia, cuyo principio es la estimulación del sistema inmunitario del organismo para que este se defienda y frene el avance de la enfermedad.
El cáncer forma parte de las enfermedades no transmisibles (ENT) o crónicas que tienden a ser de larga duración y afectan desproporcionadamente a los países de ingresos bajos y medios; en 2020 causó casi 10 millones de muertes en el mundo. Entre los principales factores de riesgo son el consumo de tabaco y alcohol, dietas poco saludables, inactividad física y contaminación del aire. Ante esto, un diagnóstico temprano y tratamientos innovadores como la inmunoterapia pueden reducir la tasa de mortalidad. En la búsqueda de este objetivo, compañías como MSD han puesto a los pacientes en el centro de su compromiso, aplicando junto a sus equipos profesionales las últimas tecnologías de investigación.
La compañía biofarmacéutica MSD tiene el mayor programa de investigación clínica en inmunoterapia de la industria, con más de 1.300 ensayos clínicos en todo el mundo; se enfoca en conocer la aplicación de la inmunoterapia, para distintos tipos de cáncer, incluyendo la exploración de diversos biomarcadores, para mejorar la calidad de vida de los pacientes y marcar un antes y después en la humanidad.
Sus innovaciones para abordar el cáncer han reescrito el rumbo de la oncología. El tratamiento de inmunoterapia de MSD se utiliza principalmente en adultos para tratar cánceres avanzados, que se han extendido o reaparecido, que no responden a otros tratamientos o no pueden extraerse mediante cirugía. Para el linfoma clásico de Hodgkin, se utiliza también en niños.
A continuación, algunos ejemplos con datos de supervivencia:
●En cáncer de piel (melanoma): Ha logrado reducir un 40% el riesgo de muerte. Además, muestra mejoras a largo plazo en la prevención de nueva enfermedad, en comparación con placebo, con casi el 60% de los pacientes vivos y sin recurrencia después de 3,5 años.
●En cáncer de pulmón no microcítico metastásico: A los cinco años, el 81,4% de los pacientes que terminaron dos años de tratamiento estaban vivos y casi la mitad de estos pacientes seguía sin tratamiento. También, redujo el riesgo de muerte en un 38% frente a quimioterapia.
●En cáncer de mama triple negativo: En un estudio principal, el grupo que recibió el tratamiento de MSD más quimioterapia vivió casi 10 meses sin que la enfermedad empeore, mientras que el grupo de placebo más quimioterapia vivió 5 meses sin que empeore su enfermedad.
●En cáncer de riñón: Redujo el riesgo de muerte en 47% mejorando significativamente la supervivencia global. Y disminuyó el riesgo de progresión de la enfermedad en 31%.
●En cáncer de cabeza y cuello: Los pacientes vivieron en término medio 11,6 meses, mientras que los que recibieron tratamientos convencionales vivieron 6,6 meses.
La Dra. Carmela Oranges, directora médica para Ecuador y Colombia de MSD destaca que “En MSD trabajamos para crear un mundo en donde el cáncer no solo sea tratado sino también curado. Trasladamos los avances científicos a innovaciones biomédicas para ayudar a las personas con cáncer en todo el mundo. Combatir esta enfermedad es nuestra pasión, apoyar al acceso a nuestros medicamentos es el compromiso y la investigación nuestra misión”.
Avances para prevenir y detectar
La carrera contra el cáncer involucra además el desarrollo de innovaciones que apoyen la prevención y detección. En ese sentido, la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano se suma a las alternativas para reducir la incidencia del cáncer de cuello uterino, que representa en Ecuador la segunda causa de muerte por cáncer. Cambiar el estilo de vida contribuye a reducir el riesgo de esta enfermedad.